Las ventajas de viajar en temporada baja
Todos los países tienen meses que reciben más turismo que otros, las principales razones suelen ser climatológicas aunque no son las únicas. Así que según la época del año en que viajes a un país en concreto tu experiencia puede ser muy distinta. Yo siempre que viajo intento evitar las temporadas altas de cada país, porque es el momento que más turismo reciben y eso tiene algunas implicaciones negativas.
No existe una regla general para saber la temporada alta en cada país (de hecho algunos países tienen diferentes temporadas altas dependiendo de la zona), pero voy a intentar enfocarme en Asia y Latinoamérica, que es donde más he viajado. Los países cerca del trópico tanto del Caribe como asiáticos suelen tener su temporada alta coincidiendo con la época seca, y la temporada baja coincidiendo con la época de lluvias (aunque esto no significa que esté lloviendo continuamente, normalmente en los países tropicales la lluvia suele concentrarse por las tardes y de manera intermitente).
Cuando en Europa hace frío también suele ser un momento en que aumenta el turismo en países cálidos. Nuestro verano también es momento de más masificación de turismo en algunos países, aunque en muchos de ellos es temporada de lluvias. Por tanto como norma muy general evitaría los meses de julio-agosto y diciembre-enero, de todos modos hay muchas excepciones así que infórmate bien antes de tu viaje.
A continuación voy a explicarte las ventajas que tiene para mi evitar la temporada alta, tienes que tener en cuenta que mis "ventajas" pueden no serlas para otro tipo de viajero. Mi manera de viajar implica viajar de mochilero, no llevar nada reservado, informarme pero no organizar de manera estricta, viajar ligero, intentar improvisar lo máximo posible o estar abierto a conocer a gente nueva.
- Viajar en temporada baja es más barato, ya que al haber menos turismo los precios bajan, en algunos países los precios pueden bajar muchísimo, dependiendo siempre de tus dotes de negociación.
Por ejemplo nosotros visitamos Sri Lanka en mayo, el mes con menos turismo del año ya que es época de lluvias en el sur y en el oeste. Recuerdo un solo día de lluvia y unos precios muy baratos, en Sri Lanka nos gastamos menos de 5€ por persona y día en alojamiento, gracias a que pudimos negociar fácilmente porque había muy poco turismo, y además de pagar menos pudimos acceder a alojamientos que hubieran estado fuera de nuestro presupuesto en temporada alta.
Por el contrario también recuerdo lo caro que nos salió el alquiler de una campervan en Nueva Zelanda en febrero (su último mes de verano), cuando tres meses más tarde salía a mitad de precio, en este caso es cuestión de clima, las temperaturas descienden bastante y tienes que elegir si te vale la pena pagar más por tener mejor climatología.
- En temporada baja hay menos turismo, en algunos casos la diferencia de gente es abismal, y créeme si te digo que un sitio bonito se puede "estropear" cuando hay mucho turismo.
Todavía recuerdo entrar al Taj Mahal a primera hora de la mañana y no ver a casi nadie (cosa que es muy difícil), pero es que resulta que en junio hay muy poco turismo en la zona de Rajastán y Uttar Pradesh (India), sin duda por las altísimas temperaturas que se alcanzan a diario (todos los días superábamos los 40 grados). Por supuesto viajar en temporada baja puede tener algún contra, no todos son ventajas aunque no siempre conlleva algo negativo.
También recuerdo como algo increíble los días que pasamos en Port Barton, en Filipinas, completamente solos en una playa de varios kilómetros, simplemente porque fuimos en agosto cuando es época de lluvias y hay muy poco turismo en la zona. Muy probablemente el mismo sitio no lo recordaría con tanto encanto si lo hubiéramos "compartido" con cientos de personas. Personalmente valoro mucho el poder moverme sin agobios y sentirme "solo" en algunos momentos.
También viajar en temporada baja a Perú fue un gran acierto para nosotros, sobretodo a la hora de visitar Machu Picchu por nuestra cuenta, ya que si vas en temporada alta requiere reservar la entrada con muchas semanas de antelación, cosa que limita mucho cualquier viaje. En cambio nosotros fuimos en enero y pudimos comprar la entrada a las ruinas casi de un día para otro.
- Un viaje en temporada baja es más auténtico, ya que al haber menos gente extranjera puedes interactuar más con los locales, tanto para regatear como para entablar una simple conversación.
Recuerdo un día en concreto en Unawatuna, Sri Lanka, cuando nos invitaron a cenar en una fiesta del pueblo coincidiendo con el Poya day (así se conoce en Sri Lanka al día de luna llena, que además es festivo nacional). Comimos gratis en una gran fiesta done éramos los únicos extranjeros, hablamos largo y tendido con un par de locales y al acabar la fiesta nos invitaron a echar la última copa al hotel de uno de ellos, un hotel boutique de lujo (que tenía cerrado ese mes de temporada baja para hacer algunas mejoras) donde nos disfrutamos de una botella de vino en una terraza espectacular. Fue una experiencia surrealista que en otra época del año hubiera sido imposible.
Algo parecido nos pasó en Ecuador, esperando un bus en medio de la carretera a la salida de un parque natural un hombre muy amable nos llevó hasta la ciudad de Cuenca, y nos caímos tan bien durante el trayecto que nos invitó a su casa a comer algo. Esto no hubiera pasado si la parada de bus hubiera estado llena de gente.
- Viajar en temporada baja fomenta la improvisación y la incertidumbre, dos cosas que tienen mucho que ver con mi forma de viajar y que convertirán tu viaje en toda una aventura. Se que puede sonar un poco a locura, pero dejarte llevar cuando viajas es una de las cosas que se aprenden con el tiempo y de las más gratificantes.
Por ejemplo visitamos Cuba en octubre, el mes con menos turismo de todo el año, así que era muy fácil improvisar continuamente, no solo con el alojamiento sino también con el itinerario. Gracias a eso conocimos a gente muy amable con la que compartimos casa y momentos únicos (nos llevamos un recuerdo inolvidable de Viñales y de la familia que nos acogió), o nos dejamos aconsejar para ir a sitios con tanto encanto como la laguna Guanaroca (por supuesto ayudó que estábamos solos) o el Varadero más auténtico alejado de los resorts, incluso fuimos a un partido de béisbol donde disfrutamos muchísimo con gente local.
En Malasia por ejemplo teníamos pensado ir a la costa este, pero al ser temporada de monzones tuvimos que improvisar completamente, y gracias a eso conocimos la isla de Pulau Pangkor o Cameron Highlands, sitios que a priori no estaban en nuestros planes y que resultaron ser geniales.