Curiosidades sobre Malasia
Este es un post sobre esos momentos en que abres la boca y sueltas un: coño, mira Marcio!! ¿Has visto? Y luego sonríes, y piensas en cuan diferentes somos y cómo mola.
Como mi intención no es copiar a Wikipedia, voy a poner un par de apuntes sobre Malasia que me llamaron la atención y que no sabía cuando vine pero en este post principalmente voy a poner aquellas curiosidades más tontas, las que no salen en los libros, las que ves cuando paseas por sus calles y te fijas y las que hacen que te enamores finalmente de una cultura tan distinta a la tuya. Allá voy:
Conducen por la izquierda, por herencia británica.
Las motos no son para 1 o 2 personas. Eso es una pérdida de espacio total y absoluta. Si vamos 4 al mismo sitio pa' que 2 motos si con una llegamos y gastamos menos gasolina? Pues eso, al igual que en varios países vecinos a Malasia, es muy típico ver a 3 o 4 personas en la moto, a un chico y detras la chica y un bebé de meses, etc.
Tiene una herencia cultural brutal y hay ciudades como Melaka, que han llegado a ser colonizadas por portugueses, holandeses y británicos, con la huella que eso genera.
Singapur se separó de Malasia después de un conflicto armado el 9 de agosto de 1965.
Malasia está dividida en dos partes, separadas entre ellas por el mar de China. Por un lado está Malasia penínsular (donde estuvimos nosotros), que es la más habitada y multicultural. La otra parte, Borneo, aún sigue siendo un lugar muy virgen y despoblado.
Las Torres Petronas, fueron hasta 2003 las más altas del planeta con 452 metros de altura, superadas posteriormente por Taipei 101, en Taiwan.
Malasia tiene un clima tropical. Por ejemplo las temperaturas de Kuala Lumpur oscilan durante todo el año entre los 26 y los 32 grados, es decir, un eterno verano.
Tienen una monarquía a la que no estamos acostumbrados. Funcionan como monarquia electiva no hereditaria, es decir, eligen a su rey y éste cambia cada 5 años. ¿Estaría muy bien que en España también se pudiera elegir no creéis?
Hablando de las motos, me resultó muy gracioso (no lo había visto antes) que la gente lleva la chaqueta como si se la pusieran del revés pero sólo hasta los codos. Supongo que es para protegerse del sol y que no se les quemen los brazos (porque frío no hace ni un poquito). Es un poco cutre salchichero pero tooodos los motoristas lo llevan y me hizo gracia verlo.
Tiene fama de tener la mejor comida de Asia. No es que sea extremadamente variada la gastronomía malaya, pero recibe mucha influencia china e hindú con lo cual hay donde elegir. Los sabores son picantes, especiados y muy sabrosos. Además los precios son baratos. Entre 4 y 8 ringgits (1-2 euros) tienes un plato consistente y delicioso.
La cerveza es carísima. De verdad. Si antes os decía que por 4 ringgits puedes comer, emborracharos os saldrá más caro seguro. Los precios de una cerveza en un supermercado oscilan entre 7 y 11 ringgits (dependiendo de lo turístico que sea el sitio y de la competencia que tenga). Si en cambio lo pides en un restaurante, lo más barato que vimos fue 16 ringgits, eso quiere decir que una cerveza es 4 veces más caro que un plato de comida con verdura, noodles y carne. ¿Crazy no?
Son tremendamente amigables y simpáticos. Dejando a un lado Kuala Lumpur, en las dos semanas que viajamos por Malasia, sólo me crucé con un malayo que no me saludó (y ya se le veía a leguas la cara de ranciete). Que la gente te salude y te dedice una cálida sonrisa se convirtió en una rutina durante nuestra visita por este entrañable país. No me he quitado el hábito un mes después de haberme ido. Es bonito cruzarte a la gente, saludarle y sonreirle y ya que tengo muy lejos a los míos, recibir estas pequeñas muestras de alegria y de ternura hacen que te sientas un poquillo como en casa.
Los buses son super cómodos. Y hablo sabiendo, que toda la vida mi madre me ha enviado al pueblo en bus, como 10 horas de trayecto. Los de aquí (tuvimos que montarnos en bastantes) son muy pros. Asientos super anchos, se tira el respaldo hacia atrás y de los pies sale la típica almohadilla que hace que se levanten, con lo cual hay un punto en el que estás prácticamente tumbado. Además están forrados de un color un poco disco chusta que le dan un punto gracioso.
En el tren hay vagones sólo para mujeres. Por fuera y por dentro están bien señalizados (es imposible no darse cuenta), y está prohibido que los hombres permanezcan en esos vagones habilitados especialmente para el sexo femenino. Al principio me chocó mucho, porque nunca lo había visto pero cuando te paseas un ratito y te das cuenta con que cara de hambrientos te miran los tíos empiezas a entender la necesidad de crear estos vagones. Según estadísticas oficiales, casi 3000 violaciones fueron denunciadas a la policía en 2012, pero lo heavy de todo es que más de la mitad fueron a niñas menores de 16 años. Con esto no quiero decir que Malasia no sea seguro, al contrario, no sentí miedo en ningún momento, pero si es verdad, que cuando te cruzas con varios grupos de hombres te sientes intimidada por el modo en que te miran.
El uso del pañuelo está muy extendido, también en la gente joven.
En la mayoría de sitios la ducha y el wc están juntos, y eso no me gustó mucho la verdad. Es decir, cuando te duchas, es imposible que no mojes todo el lavabo. No hay ninguna separación de la ducha (ni cortina, ni baldosas diferentes, ni nada de nada) de manera que lo dejas todo patas arriba y luego vas a hacer pis y la taza está mojada. Mi madre se haría cruces aquí, ya se cabrea cuando le cae agua a la mampara (que para eso está), imaginaros si mojara todo el lavabo.
Y para acabar, y lo que más me llamó la atención es el fuerte componente multicultural que tiene este país. Principalmente conviven malayos, hindúes y chinos y puedes ver en un restaurante comiendo en la misma mesa a uno con cuchara y tenedor (aquí no utilizan cuchillo), otro con palillos y otro con las manos. Del mismo modo, te puedes encontrar en una misma calle una iglesia, una mezquita, un templo hindú y uno budista.
Los contrastes, los agradables olores, los paisajes, la variedad multicultural tan evidente y sobretodo esas sonrisas, han conseguido robarme el corazón. Espero volver muy pronto, y espero también que os haya convencido lo suficiente para que vengáis y disfrutéis vosotros también de este maravilloso país.