Melaka, siglos de historia a sus pies
Llegamos a Melaka (o Malaca) desde Pulau Pangkor después de un taxi, un ferry y un autobús de varias horas. Melaka es una ciudad histórica bañada por un río que lleva el mismo nombre, es de esos sitios que nada más llegar notas las buenas vibraciones, el centro de la ciudad es pequeño y agradable, con todo lo necesario a pocos pasos. En su día fue un importante puerto comercial, siendo colonizada por portugueses, holandeses y británicos, y con influencias chinas. Toda esta herencia hizo que la Unesco la incluyera como Patrimonio de la Humanidad en 2008, sin duda es una visita obligada de Malasia.
Nosotros habíamos reservado un hostal a la orilla del río (The Jiong House), y acabó siendo un acierto, los precios son muy económicos (nos costó 60RM la habitacíon privada con vistas al río y aire acondicionado, aunque es cierto que era temporada baja) y hay mucha oferta de alojamiento mochilero por el centro.
La calle principal es Jonker's Walk, larga y llena de pequeñas tiendas de comida, de ropa, de souvenirs y algún que otro restaurante (los fines de semana hay un mercado nocturno), pero lo más llamativo de Melaka es la herencia colonial, principalmente la plaza principal con la iglesia de herencia holandesa (los Trishaws de la plaza merecen un post a parte, son unos transportes para guiris de lo más curioso con música y decoración muy infantil), St. Paul's Hill y los restos de la fortificación A Famosa.
Tuvimos la suerte de que coincidió (y de que Tam se hubiera enterado previamente) que habían unos walking tours gratuitos (solo los hacen algunos días de la semana), empiezan justo en el punto de información en frente de la plaza principal y duran unas 3 horas, muy recomendable para enterarte por encima de todos los que han pasado por la ciudad y la huella que han dejado.
Durante los 2 días que estuvimos poco planeamos, nos perdimos entre sus calles (muchas de ellas con graffitis geniales), nos lo pasamos pipa recorriendo el río en bicicleta, probamos comida nueva como el Durian, los que me conocen saben que me gusta prácticamente todo y solo digo que fue durísimo comerme eso, una especie de fruta que se come la pulpa, que es cremosa con un olor muy malo (en algunos sitios públicos y hoteles directamente está prohibido por su olor) y un sabor indefinible, aunque a su favor hay que decir que por estas tierras lo adoran. También comimos bastante hindú por eso de que es bueno y barato, probamos lo que es comer con la manos en una hoja de plátano, nos paseamos por un mercado local que en España no duraría ni una mañana abierto y disfrutamos de buenos ratos junto con Pune, nuestro amigo australiano que ya nos había acompañado en Cameron Highlands y Pulau Pangkor, y donde pusimos punto y final a nuestra curiosa aventura.
En Melaka acabó nuestro viaje por Malasia, nuestro próximo destino fue Singapur en un trayecto eterno de bus, pero eso os lo contaremos en el próximo episodio!