Viajo, luego existo.

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Milford Sound, el fiordo emblemático de Nueva Zelanda

Para variar, sabiendo que Nueva Zelanda es carísimo y que quizá no volvamos a pisar la tierra media again, nos pegamos otro santo madrugón para aprovechar al máximo el día. Dirección Milford Sound, paramos a desayunar, y 'made in Spain' decidimos asaltar un árbol que vimos con peras y otro con manzanas, que la fruta está mu' cara y así nos hacían un apaño.

Paramos en Te Anau, un pueblo que se encuentra a 120 km de los fiordos y es el último donde hay civilización. Una vez lo pasas, te adentras en las montañas y ya no hay posibilidad de comprar comida o reponer gasolina. Así pues, compramos todo lo necesario (básicamente gasolina y noodles instantáneos, que cuestan unos 0,50€ y nos salvaron el culo en más de una ocasión), y fuimos al i-Site a informarnos de los trekkings, aunque al final siempre nos decidimos por el blog de nuestra queridísima Marian, que nos ha hecho mucho más fácil la ruta por el país.

Una vez salimos de Te Anau, nos adentramos en Milford Road, la carretera que nos llevaría hasta los fiordos y que tiene unas paradas que considero que son obligatorias.

La primera de nuestras paradas fue Lake Mirror. Un pinchazo fuerte. En días tranquilos puedes ver reflejado en este lago las Earl Mountain. Nosotros lo fuimos a ver con bastante viento así que nos comimos un mojón, pero el paseíto vale la pena.

Después llegamos a Cascade Creek, uno de los últimos campings antes de llegar a Milford Sound. Fue un día de muchos km y de carreteras chungas, así que no nos había dado mucho de sí. El Cascade Creek Camping Ground pertenece al DOC, cuesta 6NZD por adulto, tiene un lavabo non-flush (mi pesadilla en Nueva Zelanda, son wc sin cadena, con la montaña de mierda asomando y una peste que te tumba). No tiene ningún servicio más y a pesar de que las vistas son una pasada y está muy bien ubicado, hay otros campings del DOC gratis que son mucho mejor.

 

Desde ahí, una vez dejamos la camper decidimos hacer un pequeño trekking hasta el Lake Gunn (llamado así por su descubridor en 1861). Es un camino corto, de 1,4 km que lo haces en 45 min (ida y vuelta). Y este fue nuestro gran descubrimiento. Quizá porque ese día ya habíamos hecho todo lo previsto y no teníamos ninguna prisa (nuestra constante en el viaje en Nueva Zelanda era la falta de tiempo), o quizá porque dimos el paseo en el momento justo de luz, la verdad es que acabamos tardando 2 horas en hacer la ruta, y me pareció de lo más increible que he visto en mi vida. El camino está compuesto de una gama de verdes imposibles, todo lleno de musgo y de vegetación y el hecho de encontrarnos sólo a una pareja al inicio del trekking hizo que fuera mágico. No os lo voy a vender más porque no me creeréis hasta que no lo veais, así que os adjunto fotos para que deis fe de que es realmente espectacular.

 

Después de otro épico madrugón como veníamos haciendo los últimos días, decidimos ir a visitar el Lake Marian antes del crucero. Para llegar hasta él, tienes que hacer un trekking de 3 horas ida y vuelta, y nosotros no teníamos ese tiempo, pero ya que estábamos allí, aprovechamos y fuimos hasta las cascadas que hay en el recorrido hasta el lago, que se llega en sólo 20 minutos y que merecen la pena.

 

 Al finalizar el paseo, nos pusimos rumbo a Milford Sound. La carretera para llegar hasta él, llamada Milford Road, es simplemente espectacular. Son muy serpenteadas, con lo cual tardas bastante tiempo en recorrer pequeñas distancias. El frío aprieta conforme te adentras en los fiordos (no me quiero ni imaginar cómo será en invierno), y el ambiente se cubre de una neblina un poco tétrica. Llegamos hasta el túnel Homer y a partir de ahí empezamos el descenso hasta llegar al fiordo. Tardaron casi 20 años en construir este túnel de granito y mide 1270 metros de principio a fin. Y por fin llegamos a nuestro destino.

Milford Sound es un fiordo que se encuentra dentro del Parque Nacional de Fiordland, situado al suroeste de la isla sur de Nueva Zelanda. Se le llama la octava maravilla del mundo y está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Tiene una extensión de 15 km y llega hasta el mar de Tasmania. Entre los picos más altos de los fiordos se encuentra El elefante con 1517 msnm y La montaña del león con 1302 msnm (que cachondos poniendo nombres estos maoríes)

Llueve 182 días por año, es uno de los lugares más húmedos del mundo. De hecho, nos dijeron que al final del año suele haber unos 15 días de sol y nosotros, que a veces tenemos una flor en el culo, tuvimos la suerte de ver los fiordos con un solecito bien rico (al menos un rato).

Para adentrarte en los fiordos puedes contratar un crucero y verlo en 1,30h aproximadamente. Hay varias opciones, nosotros cogimos la más barata, con la compañía Juicy, y nos costó 45NZD a cada uno. Nos valió muchísimo la pena. La compañía genial, te ofrecen (gratis) agua, café y té indefinidos, hay altavoces en la cubierta donde te explican todo lo que ves, y te dan un mapa para que puedas seguir el recorrido. El paisaje, mejor no os lo describo, miradlo vosotros mismos.

 

También se puede llegar haciendo la Milford Track, que es un trekking de 53 km que se hace en 4 días, y está reconocido como uno de los trekkings más bonitos del mundo. Duermes en los pocos refugios que hay, y la gente que lo ha hecho cuenta que es como estar en la peli de Jurassic Park. ¿Inconveniente? La lista de espera asciende a 6 meses. Y como no lo planeamos, no pudimos hacerlo. Pero todo aquel que me lea y que tenga pensado visitar Nueva Zelanda creo que debería planteárselo.

Con todo el subidón después de la pedazo de mañana que llevábamos, quisimos hacer un trekking más y apostamos siguiendo los consejos de Marian por la Key Summit. La madre que me parió. Fue el primer trekking jodido que hice.

A priori son sólo 3,4km, pero vaya calidad, tienes que subir los 919 metros de altura de la montaña. Todo subida, subida y subida. No te dan coartada. Mi único aliciente para seguir subiendo era pensar que si seguía haciendo trekkings de esa intensidad se me pondría el culo tan duro que podría partir nueces con él. Después de lo que me pareció una vida entera subiendo, llegamos a la cima y joder que vistas.


Para completar el día, decidimos visitar Queenstown, una población de 17000 habitantes, pero que después de estar tantos días solos en la furgo, se nos hizo demasiado ruidosa. Se la conoce como la capital mundial de la aventura, y en ella puedes contratar cualquier deporte de aventura como jetboat, esquí, bungy jump, esquí acuático, barranquismo, etc. Como lo mínimo por prácticar estos deportes sumaban 200 NZD, decidimos pasear por sus calles, que sale infinitamente más barato que la otra opción.

 

De camino al camping a dormir, que repetimos en el Luggate Cricket Club Campground, como salimos tarde, nos topamos con varios conejos que estuvimos a punto de atropellar, pero que hizo que soltáramos unas carcajadas después de un día tan precioso pero tan agotador.

Next post, Monte Cook y Pukaki y lago Tekapo. Yupiiii.


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