Viajo, luego existo.

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Sydney en verano, una ciudad con mil encantos

Tenía ganas de conocer esta ciudad, todo el mundo me había hablado bien y había leído solo cosas positivas, nosotros llegamos en un vuelo de una horita desde Gold Coast, y llegamos muy rápido a la ciudad con el tren que conecta el aeropuerto (previo pago de 17 AUD por persona). Teníamos la dirección de nuestros compis Isa y Einar que nos acogerían unos días (ex-compañeros de trabajo que se lanzaron a la aventura viniendo a vivir y trabajar en Sydney), y ahí que nos dirigimos, ellos viven en Surry Hills, bastante cerca de la parada de tren, así que fuimos andando, admirando contínuamente todo lo que era nuevo para nosotros.

Isa y Einar nos acogieron como en casa, si guardamos un bonito recuerdo de Sydney en gran parte es por ellos, ¡mil gracias desde aquí chicos! El apartamento en el que viven es genial; bonito, cómodo y con mucha luz, y nos dejaron un mega sofá para dormir mucho mejor que muchas camas en las que hemos dormido durante nuestro viaje. Después de ponernos un poco al día salimos a comer algo por el barrio, una zona de edificios bajos en su mayoría, lleno de restaurantes, bares y locales de todo tipo y cerca de las zonas más céntricas, sin duda una buena zona para vivir. Ese día poco más hicimos, dimos una vuelta por Hyde Park y caminamos hasta el jardín botánico, que por cierto nos encantó, totalmente gratuito, es como entrar en un oasis de paz justo en medio de unas de las zona más concurridas de Sydney. Einar e Isa organizaban esa tarde una fiestecita con compañeros de trabajo, y nosotros nos acoplamos y disfrutamos unas horas charlando, picoteando y bebiendo, empezábamos más que bien nuestra estancia en Sydney.

El día siguiente lo dedicamos a patear la ciudad, no cogimos ni una vez el transporte público (aunque deshechamos zonas más alejadas y que nos hubiera gustado ir como Centennial Park), llegamos hasta Chinatown (la calle principal está en una zona peatonal de Dixon street), paseamos por la zona, comimos algo en un food court ya que comer en Chinatown siempre suele ser un acierto, y al salir nos dirigimos a Darling Harbour, tumbándonos un rato en el césped de Tumbalong Park evitando así un poco el calor del mediodía, y ahí al lado me encontré con Darling Quarter, una zona de césped con una gran pantalla al aire libre donde justo hacía unos días había acabado un festival de cine para "niños", donde cada día durante casi todo el mes de enero proyectaron de manera gratuita películas como Los Cazafantasmas, Regreso al Futuro, Los Goonies, El Rey León, La Historia Interminable... y peliculones de este tipo día tras día. Tam debió alucinar con mi cara de "si viviera aquí habría venido todos los días" y de "qué envidia que hagan esto por aquí y qué pena que hayamos llegado tarde", me recordó bastante al cinema a la fresca de Montjuïc pero con películas mil veces mejores.

Por esa misma zona también nos sorprendió mucho un parque para niños que se llama Darling Quarter Playground, con surcos de agua con poleas y ruedas donde los niños experimentaban, zonas de tierra, fuentes, toboganes y un sinfín de estructuras para jugar, nunca he visto un parque para niños tan molón (quizás es que no he ido a suficientes).

Después de pasear por la zona del puerto con sus cientos de restaurantes, bares y tiendas de souvenirs, nos dirigimos al Sydney Observatory, donde había antiguamente un observatorio y hoy en día hay un pequeño museo gratuito donde estuvimos un buen rato curioseando sobre las estrellas y los planetas. El observatorio está en medio de Observatory Hill, una colina de césped muy tranquila con unas vistas geniales de Harbour Bridge, allí estuvimos jugando con la cámara, viendo varios reportajes fotográficos de bodas y haciendo fotos muy divertidas (como la que encabeza este post).

Después fuimos a The Rocks, la zona más antigua de la ciudad donde se encuentra Cadman's Cottage, que es el edificio más antiguo que se conserva en Sydney (data de 1816), no deja de ser curioso para nosotros que los edificios más antiguos de Sydney no tengan ni 200 años.

Y paseando con vistas puestas a la bahía atravesamos la zona de muelles y llegamos a la Ópera de Sydney, sin duda es muy bonita y de cerca impacta mucho, aunque me la imaginaba más grande y majestuosa por las fotos que había visto (creo que debe ganar mucho de noche cuando está iluminada). Desde toda esta zona hay unas vistas geniales de toda la bahía de Sydney, de Harbour Bridge y de toda la zona de chiringuitos molones junto al mar. Nuestro día de caminata acabaría volviendo a pasar por el jardín botánico que tanto nos había gustado el día anterior, de todos modos es tan grande que seguro que no vimos ni la mitad, pero lo poco o mucho que vimos nos encantó.

El día siguiente lo dedicamos a las Blue Mountains, situadas a unos 50 kilómetros de Sydney, cogimos un tren que casi perdemos hasta Katoomba (imaginaos la estampa de Tam y yo corriendo desesperados calle abajo y dentro de la estación) y después de 2 horas llegamos al pueblo, caminamos por una calle infinita hasta llegar al mirador con unas vistas preciosas de las montañas.

Nos decidimos a hacer un trekking de unas 3 horas (imprescindible pasar por Giant Staircase y Three Sisters). La verdad que disfrutamos mucho la caminata, aunque a posteriori las comparaciones fueran odiosas, ya que después de Sydney estuvimos 3 semanas en Nueva Zelanda haciendo trekkings realmente espectaculares. La zona es bonita especialmente si haces trekkings, si no me da la impresión de ser una buena turistada, en la parte superior con restaurantes, tiendas de souvenirs y 2 teleféricos que te bajan a las zonas donde acaban o empiezan los trekkings de las Blue Mountains, e incluso hay una especie de tren (Katoomba Scenic Railway) para ahorrarte la subida (o bajada) por la escarpada montaña, antiguamente era un tren que se utilizaba para subir el carbón de las minas que hay por la zona y hoy en día es famoso por ser el tren más empinado del mundo con la friolera de 52 grados de desnivel (damos fe que es una autántica barbaridad el desnivel). Acabamos nuestro día como los anteriores, cenando y charlando con nuestros compis, esta vez degustando un pollo al romero que cocinaron y que estaba delicioso.

Al día siguiente fuimos a Manly, población muy famosa por el surf (aunque ese día prácticamente no había olas), está a una media hora en Ferry desde Sydney y se de camino se ven unas vistas geniales de toda la bahía, del skyline, de Sydney Opera House y de Harbour Bridge, y donde pasamos el día de relax tumbados en la playa, plan casi inmejorable después caminar mucho los días anteriores. Al volver paseamos por el CBD (Central Business District), una zona llena de edificios altos donde se concentran la mayoría de empresas, por tanto hay mucho movimiento, además de bares y restaurantes chics.

Nuestra estancia en Sydney llegaba a su fin, después de unos días geniales nos dirigíamos a Nueva Zelanda, al día siguiente cogimos un vuelo en dirección Christchurch, esto sí que fue una gran aventura que os empezaremos a contar en el próximo post. Desde aquí un gran abrazo a Isa y Einar por hacernos sentir como en casa, ¡Hasta pronto! :D

Datos útiles

Para ir a las Blue Mountains hay que coger un tren desde Central Station hasta Katoomba, cuesta 17,5 AUD (ida y vuelta) y tarda unas 2 horas. Una vez allí no hace falta coger ningún transporte para llegar a las Blue Mountains (nada más llegar hay una oficina donde te venden diferentes tours), simplemente hay que caminar por la calle principal durante media horita más o menos, no tiene pérdida. Como comentaba en el post, las Blue Mountains están muy bien para hacer un trekking (especialmente recomendable el de 3 horas y algo).

Otra opción para llegar a las Blue Mountains que te dará mucha más libertad es alquilar un coche, puedes hacerlo fácilmente con Rentalcars.com.

Para ir a Manly hay que coger un ferry desde el Wharf 3, salen durante todo el día muy a menudo así que no hace falta reservar nada con antelación, el precio de ida y vuelta son unos 15 AUD. Allí en Manly si te gusta el surf encontrarás desde centros donde contratar a alguien para que te enseñe unas horas hasta sitios para alquilar una tabla e intentarlo por tu cuenta, también puedes optar por tumbarte al solete que no está nada mal.

En Sydney hay varias empresas que se dedican a hacer tours gratuitos por la ciudad, son bastante recomendables, nosotros empezamos a hacer uno pero al ser en inglés  Tam no se enteraba mucho (bueno ni yo tampoco la verdad) y decidimos dejarlo finalmente (el inglés de Australia puede ser especialmente difícil de entender). Y en los trípiticos que te dan suele haber información muy útil, desde donde comer bien y barato hasta cupones de descuento. Normalmente tienen 2 tours, uno de 2,5-3 horas empieza en Sydney Town Hall y otro de 1,5 horas que empieza en Cadman's Cottage, la empresa más conocida y la que vi su trípitico se llama I'm free y es fácilmente reconocible porque sus guías llevan camisetas de color verde.