Viajo, luego existo.

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Ipoh, una bonita ciudad colonial

En principio Ipoh no estaba en nuestros planes, pero tuvimos que improvisar bastante después de saber que la zona este de Malasia estaba afectada por las recientes inundaciones. Así que prácticamente sin planificarlo cogimos un bus desde Cameron Highlands hasta Ipoh, una de las ciudades más pobladas del país y conocida por sus edificios coloniales.

Nos encontramos con una ciudad auténtica, vacía de turistas (no nos cruzamos con ninguno en los 2 días que estuvimos) y espectaculares zonas verdes. Lo más interesante de Ipoh se concentra en el "Old Town", así que estuvimos caminando todo el día descubriendo la ciudad mientras nos cruzábamos con los sonrientes y amables malayos.

La ciudad tiene numerosos edificios coloniales muy bien conservados, como la estación de tren, el ayuntamiento (Town Hall), el palacio de justicia (Court House), el Birch Memorial Clock Tower, el Ipoh Royal Club o el impresionante St. Michael School, entre otros (nada más verlo me recordó a Harry Potter).

En esta ciudad es donde descubrí mi plato malayo preferido, el Nasi Ayam, que consiste en arroz con un cuenco de caldo, pollo troceado a veces con alguna verdura y para acompañar un par de salsas algo picantes ¡delicioso!

Después de comer el riquísimo Nasi Ayam estuvimos paseando a lo largo del río, cruzándonos con pescadores o jóvenes pasando la tarde, y casi sin querer llegamos a un parque que nos encantó, el D.R. Seenivasagam Park, con enormes espacios verdes para relajarse o jugar (aquí por fin vi a niños jugar a fútbol en Malasia).

A la hora de cenar nos decidimos a ir a una calle llena de puestos de comida que habíamos visto durante el día, llevaban un ritmo frenético ya que todo estaba lleno de malayos degustando platos muy diferentes,  principalmente sopas, pero preguntando un poco aquí y allá (más bien haciendo señas porque esta gente no hablaba inglés) conseguimos un sitio y pedir algo típico (una sopa de noodles con fish balls, verduras, carne, huevo y demás). Sin duda fue una experiencia muy auténtica aunque algo caótica.

Al acabar de cenar estuvimos paseando por el mercado nocturno de Ipoh, muy animado entre vendedores de ropa (falsificada claro!), de tecnología, puestos de comida o incluso sitios de masaje. También probamos el pomelo que es muy famoso en Ipoh por ser más dulce y grande de lo normal.

Después de Ipoh seguimos nuestra peculiar improvisación dirigiéndonos a Pulau Pangkor, y en breve os contamos las aventuras en esta isla.


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